martes, 25 de octubre de 2011

¿Qué dice la Biblia sobre lo que sucede al morir? 001

 

“Y el polvo vuelva a la tierra, como era, y el espíritu vuelva a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7).

 

 

¿Qué le suceden al cuerpo, al alma, y al espíritu cuando una persona muere? ¿Siguen existiendo el alma y el espíritu cuando el cuerpo muere? ¿Existe alguna forma en la cual vivimos después de la muerte?

 

Aunque la Biblia dice que “el cuerpo sin espíritu está muerto” (Santiago 2:26), no dice que el espíritu sin el cuerpo está muerto. Jesús indicó que nosotros seguimos teniendo vida después de la muerte: “¿No habéis leído lo que os fue dicho por Dios, cuando dijo: Yo soy el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob? Dios no es Dios de muertos, sino de vivos” (Mateo 22:31–32).

 

“Porque como el cuerpo sin espíritu está muerto,  así también la fe sin obras está muerta.” (Santiago 2:26 RV60)

 

“Pero respecto a la resurrección de los muertos,  ¿no habéis leído lo que os fue dicho por Dios,  cuando dijo:  Yo soy el Dios de Abraham,  el Dios de Isaac y el Dios de Jacob?  Dios no es Dios de muertos,  sino de vivos.” (Mat 22:31-32 RV60)

 

Si Dios es el Dios de los patriarcas y no es el Dios de los muertos sino de los vivos, entonces, en alguna forma, estas figuras bíblicas estaban vivas después de la muerte.

 

Aunque habían muerto mucho tiempo atrás, Moisés y Elías aparecieron con Jesús en el Monte de la Transfiguración (Mateo 17:1– 4).

Seis días después,  Jesús tomó a Pedro,  a Jacobo y a Juan su hermano,  y los llevó aparte a un monte alto;  y se transfiguró delante de ellos,  y resplandeció su rostro como el sol,  y sus vestidos se hicieron blancos como la luz.  Y he aquí les aparecieron Moisés y Elías,  hablando con él.  Entonces Pedro dijo a Jesús:  Señor,  bueno es para nosotros que estemos aquí;  si quieres,  hagamos aquí tres enramadas:  una para ti,  otra para Moisés,  y otra para Elías. (Mat 17:1-4 RV60)

 

 

Jesús también describió a Abraham, a Lázaro y al rico como teniendo vida y conciencia después de la muerte en Lucas 16:19–30.

 

Había un hombre rico,  que se vestía de púrpura y de lino fino,  y hacía cada día banquete con esplendidez. Había también un mendigo llamado Lázaro,  que estaba echado a la puerta de aquél,  lleno de llagas, y ansiaba saciarse de las migajas que caían de la mesa del rico;  y aun los perros venían y le lamían las llagas. Aconteció que murió el mendigo,  y fue llevado por los ángeles al seno de Abraham;  y murió también el rico,  y fue sepultado. Y en el Hades alzó sus ojos,  estando en tormentos,  y vio de lejos a Abraham,  y a Lázaro en su seno. Entonces él,  dando voces,  dijo:  Padre Abraham,  ten misericordia de mí,  y envía a Lázaro para que moje la punta de su dedo en agua,  y refresque mi lengua;  porque estoy atormentado en esta llama. Pero Abraham le dijo:  Hijo,  acuérdate que recibiste tus bienes en tu vida,  y Lázaro también males;  pero ahora éste es consolado aquí,  y tú atormentado. Además de todo esto,  una gran sima está puesta entre nosotros y vosotros,  de manera que los que quisieren pasar de aquí a vosotros,  no pueden,  ni de allá pasar acá. Entonces le dijo:  Te ruego,  pues,  padre,  que le envíes a la casa de mi padre, porque tengo cinco hermanos,  para que les testifique,  a fin de que no vengan ellos también a este lugar de tormento.  Y Abraham le dijo:  A Moisés y a los profetas tienen;  óiganlos.  El entonces dijo:  No,  padre Abraham;  pero si alguno fuere a ellos de entre los muertos,  se arrepentirán. (Lucas 16:19-30 RV60)

 

 

Pablo pudo haber estado fuera del cuerpo cuando fue arrebatado al tercer cielo (2 Corintios 12:2–4), lo cual puede significar que podemos existir fuera de nuestros cuerpos.

 

Conozco a un hombre en Cristo,  que hace catorce años  (si en el cuerpo,  no lo sé;  si fuera del cuerpo,  no lo sé;  Dios lo sabe)  fue arrebatado hasta el tercer cielo. Y conozco al tal hombre  (si en el cuerpo,  o fuera del cuerpo,  no lo sé;  Dios lo sabe), que fue arrebatado al paraíso,  donde oyó palabras inefables que no le es dado al hombre expresar. (2Corintios 12:2-4 RV60)

 

Pablo escribió que a él le gustaría estar “ausente del cuerpo” (2 Corintios 5:8), lo cual es una indicación de que podemos vivir fuera de nuestros cuerpos.

 

pero confiamos,  y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo,  y presentes al Señor.(2Corintios 5:8 RV60)

 

Pr. Jorge E. Pino Valenzuela.

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