jueves, 17 de noviembre de 2011

TELETON: Dicotomía de la sociedad cínica.

 

No se equivoque, no hablaré en contra de “Don Francisco”, ni de los ingresos percibidos por las Instituciones “benéficas” que apoyan la causa, tampoco del Banco de Chile y sus “desinteresados” cajeros que reciben el apoyo, que los chilenos (incluyéndome) hacemos cada vez que tenemos la oportunidad de ayudar y cumplir las metas de esta causa.

 

Me encanta que mi país, muestre atisbos de humanidad, aunque sea sólo durante “27 horas de amor” con “un solo corazón”, donde “a cada paso estás tú”. Lo que no me encanta, o más bien me fastidia, es el cinismo del que hacemos gala las otras 8733 horas del año.

 

¿Quién no se ha emocionado con las vívidas y verídicas historias que se nos presentan durante la programación especial que paraliza nuestro país durante este día?... lloramos, nos juntamos con la familia para ver el inicio del programa, un ritual imperdible. Nos preparamos, algunos hacen vigilia (si usted es cristiano, espero que no la haga esperando la “vedeton”)… y así, despertamos temprano al otro día para escuchar el clásico “levántate papito, no seas dormilón”, con el cual, nuestros hijos nos señalan que es tiempo de “ir al desinteresado banco” que recepciona los aportes…

 

Pero ¿Cuál es la queja?... la queja es esa precisamente… Cómo nuestra sociedad sufre de una dicotomía entre la capacidad de emocionarnos y de ser aprobar obras tan magnas como la Teletón, y a la vez nuestros políticos (que representan el sentir de nuestra sociedad), pueda estar legislando a favor del monstruoso aborto… aludiendo precisamente, que las personas “diferentes” no debieran nacer…

 

Acabo de ver un programa haciendo zapping (Sí, veo televisión también), y me encontré con este joven que me hizo reír y llorar en menos de 5 minutos. Es una “persona diferente” que, según el pensamiento de la sociedad, no debiera haber nacido (o por lo menos, no deberá nacer)… y cuando lo veía, conversaba con mi esposa respecto a lo que me provocaba en el momento:

 

 

“Patricia, realmente nosotros necesitamos más de ellos, que ellos de nosotros…” le dije. Y pensaba en todo lo que hoy le escribo.

 

Nuestra sociedad está enferma… aún más que aquellos que nos llegan con alguna diferencia desde el vientre… estamos enfermos del corazón, por las venas fluyen dos clases de sangre, una capaz de emocionarse, y otra, la mayoría del tiempo, que tiene una temperatura bajo cero y está dispuesta a asesinar a una persona indefensa.

 

Argumentamos: Violaciones, como si con dos males (la violación y el aborto), podemos crear un bien. La formula no funciona, un aborto no remedia los problemas psicológicos que conlleva la violación, ¡Es más… los agranda!

Argumentamos: Sobrepoblación, teniendo grandes expansiones en nuestro planeta sin poblar… (estamos apretados en las grandes orbes)

Argumentamos: Alimentación, como si no alcanzara la producción para satisfacer el hambre del mundo… claro que sí… pero es nuestro egoísta sistema el que no reparte equitativamente.

Argumentamos y argumentamos… pero todo guiado por la avaricia y el egoísmo.

 

La verdad: Estamos enfermos…!!! ¿Debiéramos realizarnos una Eutanasia masiva por esto, tal cual como practicamos abortos por ellos?

 

Mire esta imagen… ¿Le parece que tiene cara de enemigo?... pues cuando abortas o estas a favor del aborto esa cara es el enemigo:

 

                   

 

 

Por cierto… no he querido argumentar desde el punto de vista de Dios (teológico), pero no puedo dejar de citar algunos textos que marcaron mi posición:

 

Proverbio 6:16-19Seis cosas aborrece Jehová,  Y aun siete abomina su alma: Los ojos altivos,  la lengua mentirosa,  Las manos derramadoras de sangre inocente,  El corazón que maquina pensamientos inicuos,  Los pies presurosos para correr al mal,  El testigo falso que habla mentiras,  Y el que siembra discordia entre hermanos.

 

Salmo 139:14-17  Porque tú formaste mis entrañas;  Tú me hiciste en el vientre de mi madre.  Te alabaré;  porque formidables,  maravillosas son tus obras;

 Estoy maravillado,  Y mi alma lo sabe muy bien.  No fue encubierto de ti mi cuerpo, Bien que en oculto fui formado, Y entretejido en lo más profundo de la tierra. Mi embrión  vieron tus ojos,  Y en tu libro estaban escritas todas aquellas cosas  Que fueron luego formadas,  Sin faltar una de ellas.  ¡Cuán preciosos me son,  oh Dios, tus pensamientos!  ¡Cuán grande es la suma de ellos!

 

Pastor Jorge E. Pino Valenzuela

1 comentario: