martes, 13 de diciembre de 2011

Sobre la mujer y la predicación en una congregación IV parte y final.

Queridos… termino con esta última intervención, gracias por la paciencia y el estudio concienzudo que se realizará de estos cuatro aportes…

 

 

OTRAS CONSIDERACIONES VARIAS DEL TEXTO DE 1 de CORINTIOS.

 

Terminando con lo expuesto anteriormente en estos tres aportes, debo señalar que nacen algunas preguntas que quiero responder por adelantado, porque entiendo que surgirán, tal y cual como cuando enseñé estos temas en mi congregación local.

 

Primera observación  Si Pablo estaba fundamentando esta regulación en la ley y no en la costumbre ni en la cultura, ¿a cuál “ley” estaba apelando en el versículo 34?

 

Es importante determinar que NO había mandamiento alguno en la ley de Moisés que les prohibiera a las mujeres hablar en reuniones públicas ni que tratara el tema de la sumisión de las mujeres en el marco de la adoración, por lo cual difícilmente Pablo se estaba refiriendo a la Ley Mosaica, de la cual, he escrito algunos artículos en mi web personal www.vuelvenos.do.am

 

Nuestro Señor Jesucristo conversando con los Fariseos en el libro de Juan, usó la frase “vuestra ley” para abarcar con ella los escritos del Antiguo Testamento, incluso cuando se refería a declaraciones que no se hallaban en la ley de Moisés ( por ejemplo compare Juan 10:34, en referencia al Salmo 82:6 y compare también Juan 15:25, en referencia al Salmo 35:19). Pablo hizo lo mismo, cuando se refirió a “la ley” en 1 Corintios 14.21, y luego, cuando citó de Isaías 28.11. En consecuencia, no es solamente en la ley de Moisés, donde tenemos que buscar para saber a cuál ley se estaba refiriendo Pablo.

 

Naturalmente que es a Génesis 3.16, a lo que Pablo estaba aludiendo: “… y él se enseñoreará de ti”. En 1 Corintios 14.35, Pablo no dijo que la ley les ordenaba “callar” a las mujeres, pero sí declaró que la ley les mandaba “ser sumisas”. Dio a entender que “callando” era como ellas mostraban que estaban siendo “sumisas”. Y ya hablamos originalmente de este tema en mi primer y segundo aporte de este día.

 

Segunda observación ¿Acerca de cuáles mujeres estaba escribiendo Pablo? La palabra gunaikes, plural de gune, la cual se traduce como “mujeres” en 1 Corintios 14:34, puede igualmente significar “mujeres” o “esposas”. Por esta razón, algunos han llegado a la conclusión de que, en este pasaje, era a las esposas de los profetas a quienes Pablo les estaba prohibiendo interrumpir a sus esposos. Para ser muy sinceros, esta es una posibilidad; no obstante, si eran las esposas de los profetas, las que Pablo tenía presente, la forma natural de expresar esto, hubiera sido declarando que las esposas “de ellos”, las esposas de los profetas, debían callar.

 

Pablo no usó un pronombre, lo cual es probable que sea indicio de que era a las mujeres en general a las que se refería, no exclusivamente a las esposas “de ellos”. También, la expresión original en griego no contiene artículo en esta segunda referencia a las mujeres (“… porque es indecoroso que una mujer hable en la congregación”; 1 Corintios 14.35), lo cual sería indicio de que eran las mujeres en general las que estaban siendo tomadas en cuenta.

 

Por supuesto que no estaría limitando el cumplimiento de este mandamiento a las mujeres de los profetas, diciendo que era indecoroso que estas mujeres hablaran en la  congregación, y que todas las demás sí podían hacerlo.

 

 

Tercera Observación ¿Qué  de los esposos? La palabra andras, plural de aner, puede significar hombres o esposos también como la palabra gunaikes. El uso del pronombre idious (sus) es un indicio de que las mujeres debían preguntarles a sus propios hombres o esposos, una expresión que usualmente se refiere a maridos, pero que en este marco podía abarcar esposos u hombres en general. El hecho de que el matrimonio se realizaba muy cerca del comienzo de la vida de los contrayentes, significaba que la mayoría de las muchachas solteras eran muy jóvenes. No eran muchachas sin casarse las que podían estar siendo tomadas en cuenta por el apóstol, pues éstas naturalmente respetaban las conversaciones de los mayores, y por causa de su juventud se quedaban calladas.

 

Lo que se les estaría dando a entender a ellas, era que si querían hacer preguntas, debían seguir el principio que se aplicaba a las mujeres casadas, y hacerles sus preguntas a hombres en un marco privado.

 

Un hombre podía ser un profeta, o podía hablarle a un profeta para averiguar la respuesta a una pregunta y luego explicársela a su esposa en casa. Puesto que la revelación completa de Dios no se había escrito todavía, había probabilidad de que muchas preguntas surgieran. Hoy día, por medio de la lectura de la Palabra de Dios, tanto mujeres

como hombres, pueden hallar respuestas de los profetas, sin necesidad de hacerles preguntas a éstos directamente.

 

Cuarta y última observación: “Indecoroso” La palabra griega es aischron, la cual da la idea de “vergonzoso” (1 Corintios 14.35; también en 1 Corintios 11.6; Efesios 5.12). un diccionario de griego la define como vergonzoso. Si una mujer hablara en la asamblea, su discurso estaría fuera de orden y estaría llamando la atención con un acto vergonzoso.

 

Jorge E. Pino Valenzuela

Pastor Evangelista

Pueblo de Colina

Santiago de Chile.

 

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